Estamos acostumbrados a juzgar todo el tiempo…
A mirar que es lo que pasa “en la vereda de enfrente” y muchas veces no medimos las palabras. Adoptamos de la nada la facultad de sentirnos supremos y desde ese lugar creemos que estamos capacitados para juzgar todo aquello que sucede. Pero por sobretodo, todo aquello que pasa en la vida ajena. Por tal motivo, muchas veces, por estar pendiente de los acontecimientos de los otros sentimos que nuestra vida es demasiado digna o demasiado miserable, y por lo general nos olvidamos de lo más importante… Nos olvidamos de recordar que lo vemos “desde afuera” no son más que recortes de la realidad…
Quizás, nuestras vidas miradas desde “la vereda de enfrente”, también pueda verse perfecta o pueda verse desastrosa… Y sin embargo, los que no protagonizan la historia no pueden ver más que un simple trazo de la realidad, un simple fragmento de la misma…
Aunque, si de repente cambiamos nuestra actitud y abandonamos el “tribunal de justicia” en el que nos hemos metido para decir lo que está bien o lo que está mal y simplemente nos disponemos a abrir nuestro corazón para dejar que las ideas fluyan naturalmente y nuestros pensamientos se vuelvan realidades tangibles, olvidándonos de los otros por un momento, seguramente estaremos ocupados en descubrir los secretos que se alojan en nuestro interior y que están esperando ser revelados para deslumbrar con lo mejor de cada uno de nosotros…
Porque mirando siempre hacia “la vereda de enfrente”, además del daño causado hacia a los demás por nuestras valoraciones, a veces incorrectas, a veces incompletas y la mayoría de las veces sin sentido, nos olvidamos de la tarea de dilucidar lo que somos de verdad…
Porque mirando siempre hacia “la vereda de enfrente” no podemos tener vida propia ni historia que nos identifique como personas… Y lo peor de todo es que si dedicamos nuestro tiempo en estar siempre mirando hacia “la vereda de enfrente” sencillamente no podemos ser…
Por eso hoy comenzamos nuestro programa con esta moraleja que nos deja la historia de "El juicio" para reflexionar sobre nuestro “papel” en la historia que nos toca vivir y darnos cuenta si hemos optado por ser jueces de la vida ajena o actores de la vida propia…
Periodista Silvina Tissera.
A mirar que es lo que pasa “en la vereda de enfrente” y muchas veces no medimos las palabras. Adoptamos de la nada la facultad de sentirnos supremos y desde ese lugar creemos que estamos capacitados para juzgar todo aquello que sucede. Pero por sobretodo, todo aquello que pasa en la vida ajena. Por tal motivo, muchas veces, por estar pendiente de los acontecimientos de los otros sentimos que nuestra vida es demasiado digna o demasiado miserable, y por lo general nos olvidamos de lo más importante… Nos olvidamos de recordar que lo vemos “desde afuera” no son más que recortes de la realidad…
Quizás, nuestras vidas miradas desde “la vereda de enfrente”, también pueda verse perfecta o pueda verse desastrosa… Y sin embargo, los que no protagonizan la historia no pueden ver más que un simple trazo de la realidad, un simple fragmento de la misma…
Aunque, si de repente cambiamos nuestra actitud y abandonamos el “tribunal de justicia” en el que nos hemos metido para decir lo que está bien o lo que está mal y simplemente nos disponemos a abrir nuestro corazón para dejar que las ideas fluyan naturalmente y nuestros pensamientos se vuelvan realidades tangibles, olvidándonos de los otros por un momento, seguramente estaremos ocupados en descubrir los secretos que se alojan en nuestro interior y que están esperando ser revelados para deslumbrar con lo mejor de cada uno de nosotros…
Porque mirando siempre hacia “la vereda de enfrente”, además del daño causado hacia a los demás por nuestras valoraciones, a veces incorrectas, a veces incompletas y la mayoría de las veces sin sentido, nos olvidamos de la tarea de dilucidar lo que somos de verdad…
Porque mirando siempre hacia “la vereda de enfrente” no podemos tener vida propia ni historia que nos identifique como personas… Y lo peor de todo es que si dedicamos nuestro tiempo en estar siempre mirando hacia “la vereda de enfrente” sencillamente no podemos ser…
Por eso hoy comenzamos nuestro programa con esta moraleja que nos deja la historia de "El juicio" para reflexionar sobre nuestro “papel” en la historia que nos toca vivir y darnos cuenta si hemos optado por ser jueces de la vida ajena o actores de la vida propia…
Periodista Silvina Tissera.