Hoy vamos a comenzar nuestro programa "Quien soy, deja huella". Una narración que nos permite reflexionar sobre la importancia que tiene cada cosa que hacemos o evitamos, cada cosa que decimos o callamos, cada cosa que intentamos o abandonamos, porque en cada paso que damos hay un mensaje que se transmite, en cada actitud hay algo que transfiere más allá de nuestras voluntades… Porque nuestros comportamientos se convierten en huellas que con el tiempo nos favorecen o nos condenan…
Está claro que a veces nos reprochamos por lo que hicimos, por lo que dejamos de hacer o por lo que nunca intentamos… Lamentablemente si miramos para atrás y sentimos que hay cosas que nos quedaron pendientes tendremos la triste sensación de que ya no hay nada por hacer… Y es verdad, el pasado ya tiene la forma que le dimos en su momento cuando nos tocó improvisar ante cada situación, por lo tanto su estructura ya está lista.
Pero esta reflexión, no nos invita a pensar en lo que no hicimos o en lo que no pudimos, sino que nos convoca a meditar en que todavía estamos a tiempo de revertir las cosas, si nos lo proponemos, sabiendo que –como dice la misma- quien soy deja huellas, porque a medida que avanzamos por este sendero, aunque a veces no seamos conscientes de ello, vamos haciendo historia en cada paso…
Seguramente, habrá pasos que dejarán huellas que se puedan borrar con el correr del tiempo, como también habrá otras que quedarán impresas para el resto de la vida… A la magnitud de esas huellas nunca las podremos medir porque dependerá de la importancia que nos aporte a nosotros mismos como así también obedecerá al valor que le inspire a quienes nos acompañen en este viaje…
Posiblemente, habrá huellas que nos hagan volar por los cielos de la nostalgia o la melancolía, de la soledad o el desamparo, del odio o el sufrimiento, del dolor o la tristeza… Pero posiblemente, también habrá huellas que nos harán navegar por los mares del regocijo y la alegría, del amor y la pasión, de la satisfacción y el desafío, de la calma y la felicidad…
Una mezcla de sensaciones y emociones que a veces nos hacen sentir que estamos en conexión con la vida habitando en el paraíso del amor y las pasiones y otras veces que estamos totalmente desamparados, como solos en el mundo de la desgracia y la desdicha… Y sentimos, por la inevitable dualidad de las cosas, o que somos muy importantes o que no valemos nada…
Y de repente, la realidad se nos presenta con forma de hombre o de mujer, tirándonos un cable a tierra que nos conecta con la verdad, haciéndonos saber que no somos omnipotentes pero tampoco somos insignificantes… Y dejan huellas con sus palabras, con sus mensajes a veces implícitos, con un gesto o una simple sonrisa…
Y nos damos cuenta de que era así de simple… de que era así de fácil… Y nos damos cuenta de lo mucho que nos necesitamos los unos a los otros, aunque la mayoría de las veces no podamos advertirlo… Porque quien soy deja huellas… en mi vida y en tu vida y lo mismo pasa con vos, cada paso es una huella que deja marcas en el corazón que habita en tú pecho pero también deja marcas en los de aquellos a quienes les importas y para quienes significas algo.
Por eso, entiendo que esta reflexión nos debe servir, no para torturarnos por lo que no pudimos hacer o no pudimos ser, sino para comprender que todavía estamos a tiempo de innovar, de descubrir, reinventar, rectificar o transformar. Nos debe servir para revelar y manifestar, para confesar y exteriorizar todo aquello que nos pueda permitir vivir dejando la huella del “saber que la vida tiene sentido”, transmitiendo ese sentido de vivir…
Está claro que a veces nos reprochamos por lo que hicimos, por lo que dejamos de hacer o por lo que nunca intentamos… Lamentablemente si miramos para atrás y sentimos que hay cosas que nos quedaron pendientes tendremos la triste sensación de que ya no hay nada por hacer… Y es verdad, el pasado ya tiene la forma que le dimos en su momento cuando nos tocó improvisar ante cada situación, por lo tanto su estructura ya está lista.
Pero esta reflexión, no nos invita a pensar en lo que no hicimos o en lo que no pudimos, sino que nos convoca a meditar en que todavía estamos a tiempo de revertir las cosas, si nos lo proponemos, sabiendo que –como dice la misma- quien soy deja huellas, porque a medida que avanzamos por este sendero, aunque a veces no seamos conscientes de ello, vamos haciendo historia en cada paso…
Seguramente, habrá pasos que dejarán huellas que se puedan borrar con el correr del tiempo, como también habrá otras que quedarán impresas para el resto de la vida… A la magnitud de esas huellas nunca las podremos medir porque dependerá de la importancia que nos aporte a nosotros mismos como así también obedecerá al valor que le inspire a quienes nos acompañen en este viaje…
Posiblemente, habrá huellas que nos hagan volar por los cielos de la nostalgia o la melancolía, de la soledad o el desamparo, del odio o el sufrimiento, del dolor o la tristeza… Pero posiblemente, también habrá huellas que nos harán navegar por los mares del regocijo y la alegría, del amor y la pasión, de la satisfacción y el desafío, de la calma y la felicidad…
Una mezcla de sensaciones y emociones que a veces nos hacen sentir que estamos en conexión con la vida habitando en el paraíso del amor y las pasiones y otras veces que estamos totalmente desamparados, como solos en el mundo de la desgracia y la desdicha… Y sentimos, por la inevitable dualidad de las cosas, o que somos muy importantes o que no valemos nada…
Y de repente, la realidad se nos presenta con forma de hombre o de mujer, tirándonos un cable a tierra que nos conecta con la verdad, haciéndonos saber que no somos omnipotentes pero tampoco somos insignificantes… Y dejan huellas con sus palabras, con sus mensajes a veces implícitos, con un gesto o una simple sonrisa…
Y nos damos cuenta de que era así de simple… de que era así de fácil… Y nos damos cuenta de lo mucho que nos necesitamos los unos a los otros, aunque la mayoría de las veces no podamos advertirlo… Porque quien soy deja huellas… en mi vida y en tu vida y lo mismo pasa con vos, cada paso es una huella que deja marcas en el corazón que habita en tú pecho pero también deja marcas en los de aquellos a quienes les importas y para quienes significas algo.
Por eso, entiendo que esta reflexión nos debe servir, no para torturarnos por lo que no pudimos hacer o no pudimos ser, sino para comprender que todavía estamos a tiempo de innovar, de descubrir, reinventar, rectificar o transformar. Nos debe servir para revelar y manifestar, para confesar y exteriorizar todo aquello que nos pueda permitir vivir dejando la huella del “saber que la vida tiene sentido”, transmitiendo ese sentido de vivir…
2 comentarios:
Hermosas tus palabras sil, la verdad q espero tu programa de los sabados xq me sirven de mucha ayuda, y aunq t escucho siempre te digo q este es tu mejor programa x lo bien q nos hace en el alma escuchart. Segui adelant, no pares nunca q nos fortalece escuchart.
HOLA SIL. MUUUY LINDOO LO Q ESCRIBISTE PERO MAS ME GUSTA CON TU VOZZZZ. TENES UNA VOZ MORTALLLL...... LOS POEMAS SE REALZAN EN TU VOZ TAN MARAVILLOSA.... SUERTE!!!!
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